24/06/2020
¿Cómo ha llegado la construcción sostenible a ser lo que es en la actualidad?
Toda obra arquitectónica tiene su historia. Y la construcción sostenible no está excluida. Los materiales han sido trabajados, evolucionados y transformados para responder a las demandas de eficiencia de la sociedad. Las técnicas utilizadas cada vez son más precisas, a fin de obtener un mejor resultado en el menor tiempo posible. Todo sin perder el foco en el medio ambiente, su cuidado y respeto.
De hecho, la construcción sostenible es un ejemplo perfecto de estos tres ejes de la sostenibilidad: economía, sociedad y medio ambiente. ¿Dónde quiere llegar? ¿Dónde ha llegado? ¿De dónde viene? Analizamos algunos aspectos que hoy asociamos a este modelo de construcción durante todo su recorrido.
Cuatro ejemplos de construcción sostenible
Empezar la casa por el tejado
Las cubiertas de los edificios es una de las protecciones más valoradas por la sociedad. El tejado es un elemento muy representativo del estilo de vida, cambiando según la geografía del lugar. Desde el punto de vista de la eficiencia energética, el tejado puede ser clave para retener el calor interno y sofocar las temperaturas del exterior.
De las primeras construcciones hechas con un techo de paja a las actuales ha habido un salto de calidad más que notable. Traemos dos ejemplos de cubiertas que predominan en el avance de la innovación y la sostenibilidad:
- Las cubiertas frías sirven para eliminar los efectos negativos de la radiación solar (desequilibrio térmico entre el interior y el exterior, además de menor durabilidad de la cubierta) y aumentar los positivos (reducir el consumo de energía gracias a enfocar la radiación en paneles solares fotovoltaicos). Un primer modelo que evitaba fugas de temperatura en sus tejados se daba en las construcciones vikingas, que utilizaban turba para impermeabilizar paredes y tejado.
- Las cubiertas verdes son cubiertas de flora y plantas. Además de la creación de nuevos hábitats para la fauna y una mejora del paisaje urbano, reducen los niveles de contaminación y el conocido efecto “isla de calor”. El antiguo imperio mesopotámico ya incluía jardines en sus cubiertas.
La cara exterior de un edificio
Las fachadas, la parte más visible de una construcción, tienen una doble finalidad: procurar un envolvente térmico de calidad a un edificio y tener un atractivo estético característico. Esta alianza entre sostenibilidad y belleza es posible en la actualidad demostrando que, la arquitectura, la ciencia y el arte van de la mano. Y, entre otros, hay dos tipos de fachadas actuales que responden a ambos criterios.
Por un lado, encontramos las fachadas ventiladas. Es uno de los sistemas constructivos de cerramiento de estructuras más eficiente actualmente. Sus ventajas más destacables, además del ahorro energético de un 30%, es la excelente protección ante los agentes meteorológicos, el clima y las humedades, y tiene la capacidad de eliminar la radicación directa sobre el cerramiento, aumentando la durabilidad y buen aspecto de los materiales. Su truco está en su cámara de aire fuertemente ventilada, gracias a la convección y al efecto chimenea. Encima mejora el aislamiento acústico del edificio, factor de gran importancia en las grandes urbes.
Por el otro, y contando con el visto bueno de la construcción industrial, se encuentran las fachadas prefabricadas de hormigón. Su rápida instalación y su protección acústica son dos factores muy importantes, pero destaca también su seguridad estructural, su eficiencia energética y su seguridad frente al fuego.
La historia de la fachada tiene un recorrido bastante amplio. El primer intento de construir una estructura resistente al exterior lo encontramos en los muros de piedra de los castillos medievales. El hueco que formaban las piedras irregulares no era para nada aislante.
Tenemos que viajar en el tiempo hasta 1980, cuando la Norma Básica de la Edificación NBE CT-79 establece las primeras medidas encaminadas al ahorro energético a través de las estructuras y construcción de edificios. Hasta ese momento las fachadas de ladrillo visto de dos hojas de fábrica con cámara de aire mejoraban el aislamiento térmico de la fachada, pero no los puentes térmicos de la ventana. Y hablando de ventanas…
Que corra el aire, o no
Las ventanas han sido siempre un foco de escape para el calor del interior de una vivienda, y, por lo tanto, una preocupación primaria para ingenieros y arquitectos. El cristal es uno de los elementos más trabajados y mejorados, pero también los revestimientos y otros materiales. En la actualidad hay varios aspectos que la innovación trabaja, como:
- Aumento de la calidad de materiales que ya conocemos y utilizamos.
- Aislamiento y cierre térmico.
- Más variedad de materiales, como las carpinterías mixtas o el PVC.
- Domótica para su funcionamiento y facilidad de limpieza.
- Innovación en cristales con dos o tres tipos de vidrios y espesores.
De todos estos elementos uno de los más sostenibles hasta la fecha es el sistema de tres barreras. Este sistema elimina puentes térmicos de forma permanente. Y no solo ofrece aislamiento térmico, también acústico y de formación de moho.
Las ventanas fueron, durante muchos siglos, exclusivas de las iglesias y catedrales. El arte gótico y sus vidrieras ostentosas, pero también el arte románico con su luz difusa que invitaba al recogimiento y al misterio de sus murales. El siglo de las luces rompió con esta tendencia. La cultura no era lo único que iluminó los hogares, también lo hicieron las ventanas en edificios de vivienda, aportando a las estancias luz y claridad. Pero también un peor aislamiento térmico en relación con las fachadas, como comentábamos en el anterior punto.
Si hablamos de materiales, ya en la edad de Bronce se cubrían los orificios de las casas con pieles de animales estiradas y raspadas para hacerlas traslucidas. Pero no fue hasta el siglo XX, momento en el que se fabricó el vidrio plano y el vidrio laminado, cuando se empiezan a definir las ventanas con el concepto que conocemos en la actualidad.
Miremos en el interior
Las paredes, la decoración y las estructuras de interior son bastante numerosas, y, por tanto, han seguido un recorrido diferente, pero siempre con la mira puesta hacia la sostenibilidad. Por ello, en este punto, vamos a realizar una retrospectiva de técnicas hasta llegar a las mejoras propuestas actualmente.
Uno de los primeros ejemplos que encontramos en la península es el tapial, propio de la arquitectura vernácula de los pueblos del norte. Esta pared, hecha con tierra amasada, se compacta a golpes gracias a un pistón de dos tablas, aunque también podía ser metálico. Este método no es sostenible pues el tapial transpira y, aunque eso provoque una buena inercia térmica, no aísla del exterior.
En la actualidad, para construir tapiales, entre otros, se utilizan placas de yeso. Un adhesivo en espuma para placa de yeso es perfecto para acompañar a este método, y se puede aplicar en una amplia gama de materiales de construcción como hormigón, madera, membranas bituminosas, ladrillo cerámico, ladrillo de silicato, vidrio, metal, PVC…. Esta espuma adhesiva permite incorporar todo tipo de paneles a partir del tapial que realmente procure el aislamiento térmico. La alta densidad de la fórmula garantiza un agarre rápido, una instalación precisa corrigiendo desniveles de hasta 2 cm y una fuerte adhesión, evitando un mantenimiento constante y prometiendo una durabilidad mayor. Este tipo de tecnología permite la construcción en seco sin utilizar agua ni electricidad.
Para todo tipo de elementos decorativos y terminaciones en peldaños o paredes se puede utilizar el adhesivo para fijación en espuma. Lo más eficientes se basan en la tecnología TYTACK, la cual proporciona un excelente agarre inicial tras 60 segundos. Su aplicación garantiza la estabilidad de los elementos, su durabilidad y un ahorro más que considerable.
Para terminar con el interior, la estructura de los muebles ha variado también. Al principio estaban hechas de hierro y, debido a la permeabilidad de las paredes y fachadas, estos se oxidaban con facilidad. Actualmente se usan otro tipo de materiales (PVC o aleaciones) que no se oxidan y permiten una mayor maleabilidad.
Construcción sostenible para hoy y mañana
La arquitectura, la ingeniera de la construcción y toda la innovación de este sector se fija en el pasado para resolver problemas en el presente, sin comprometer el futuro. No hay que olvidar que la construcción sostenible tiene esta finalidad.
Y tú, ¿quieres formar parte del cambio que ofrece la construcción sostenible?
Fuentes: https://www.alugalventanas.es/un-recorrido-por-la-evolucion-de-las-ventanas/ https://www.tuvisitaguiada.com/blog/2016/08/15/cubiertas-verdes-edificacion-sostenible/ https://www.impermungi.com/%E2%96%BAfachadas-ventiladas-ventajas-e-inconvenientes/